Hacía un día estupendo de primavera para salir y disfrutar de lo que tenemos en nuestra ciudad, así que organizamos una salida al museo del Vino y la Sal.
Comenzamos con un video explicativo del entorno que dio origen a explotar los recursos que ofrecía la naturaleza.
En nuestra visita pudimos conocer y recordar los medios y utensilios que usaban para extraer la sal y todo el proceso que conlleva.
Pero sin duda lo que más impresionó a nuestros residentes fue la gran lámpara de sal.
También conocimos algunas curiosidades como que la palabra salario procede del latin “salarium” y significa pago de sal; o que los niños (de entre 6 y 8 años), que acompañaban al burro por las salinas mientras que transportaba la sal, eran conocidos como hormiguillas.
Después nos adentramos en la historia de la vinicultura de Chiclana de la Frontera, de la cual quedaron totalmente fascinados.
También poder observar la maqueta a escala de una bodega (copia real de una bodega colindante al museo) y ver con sus propios ojos las parras con los racimos fue algo que les trajeron muy buenos recuerdos.
En conclusión, fue una experiencia estupenda que estamos seguros que volveremos a repetir con otros de nuestros residentes, porque nuestra vida no es perfecta pero tiene momentos maravillosos.